jueves, 26 de mayo de 2011

Sociedad Zoomorfa

El término "zoomorfo" quizás fue el más acertado que encontré para referirme a las personas, que siendo seres humanos, conservan rasgos o características propias de animales. Con esto quisiera poder decir que hablamos de Batman (hombre-murciélago) o Spiderman (hombre-araña) o personajes de esa índole; pero no, intento hablar de esas personas que por momentos se olvidan de que son hombres y se portan como unos verdaderos animales. Y lo peor es que a veces parecieran tener más raciocinio los segundos.

La detonante de este comentario se dio este sábado pasado alrededor de las 9:00 a.m. por la Sabana. Un señor que iba caminando a mi lado con un maletín y un paraguas me hizo pensar que de mendigo no tenía mucho y mirando sus ropas podría comprobar que no lo era; tendiendo a Campero cruzando la calle, Mac Donald's a escasos 50 metros y varios negocios cercanos, además de toda la Sabana; se acurrucó contra una esquina, puso sus cosas en el piso y así como lo más natural del mundo comenzó a desaguar su vejiga a vista y paciencia de cuanto carro y personas pasáramos por ahí.

Qué asco! debo decirlo. Agradecí enormemente a mis padres por haberme enseñado bien que esas cosas no se hacen en cualquier lado. El ser varón no te exime de ser culto, ni siquiera por la practicidad con la que los hombres contamos para poder hacerlo donde nos plazca.

Es comprensible una emergencia, y debo confesar que también lo he hecho, en un escenario donde sea muy tarde y todo local esté cerrado, donde ya no se logre aguantar para hacerlo en casa, pero por favor!! hay lotes baldíos y zonas verdes escondidas en alguna parte donde, ni modo, tengamos que hacerlo, pero eso a andar orinando en cuanta esquina y parque hay... como quien dice: "son otros cien pesos".

Como anécdota, trabajando en la Universidad, una vez llegó una alumna de Educación con su hijo, que quizás tendría sus seis años; y al percatarse que su niño requería hacer sus necesidades encontró más conveniente sacarlo, bajarle sus pantaloncitos y ponerlo a orinar en el zacate de la entrada del edificio que caminar cinco pasos y llevarlo al servicio sanitario de la U. De fijo no pude evitar pensar en la clase de educadora que tenía al frente.

Dónde quedó aquello que llamamos cultura? por cuál camino se está yendo nuestra educación si ya ni podemos cuidar un estadio nuevo de fútbol? y eso que para algunos es como un templo, Dios guarde no lo fuera. Se nos ha enredado mucho el concepto de valores en una sociedad y así pretendemos salir de un pensamiento tercermundista. No captamos la verdadera esencia de lo que significa desarrollo.

Y lo peor es que esto no solo es aplicado al tema de la orina, sino que también existen personas que manejan como caballos, personas que gritan como monos, personas que comen como chanchos, personas con lengua de víboras, políticos con trajes de seda pero almas de buitres y un sinnúmero de comparaciones que nos hacen simplemente llegar a una sola conclusión: "El ser humano en su degeneración es más y más parecido a un animal". 

Un muy buen amigo me dijo una vez: "La persona que no se acuesta dándole gracias a Dios por su día, y al levantarse le da gracias por permitirle un día más y se encomienda en sus manos, vive como un animalito. Tan solo come porque tiene hambre, duerme porque tiene sueño, trabaja porque necesita plata, y satisface sus deseos carnales y materiales cuando son necesarios. Nunca piensa en lo que hace, porqué lo hace, ni adónde lo llevan sus decisiones. Piensa más un animalito que se guía por sus instintos". Cuánta razón tienen sus palabras! Es como ese experimento en el que encierran a un ratón en una caja y en el pote de alimento ponen una pequeña descarga eléctrica. El ratón va, siente la descarga, se aparta y de fijo ya no volverá a intentar probarla. Incluso según leí hace un tiempo, se realizó un experimento parecido con monos en el que luego de los primeros "castigos" agregaban monos nuevos que no tenían conciencia aún de la pequeña trampa. Este experimento concluyó que los animales se pasaban el conocimiento adquirido por los primeros y así evitaban que los nuevos cayeran en la farsa que vivieron los otros. Si fuera con humanos nadie dice nada para ver cómo se electrocutan los nuevos y reírse un rato con cada nueva experiencia.

Y en nuestro caso? Siempre seguimos probando eso, aún sabiendo que nos hace daño. Siempre tropezamos una y otra y otra vez con la misma piedra. Somos conscientes de que algo o alguien nos lastima y no ponemos un alto. Entonces, quién está por encima en la escala evolutiva? Nos sorprendemos cuando nuestras mascotas aprenden y ejecutan actos semejantes a los de una persona y nos reímos con ellos. Me imagino que muchos perros, gatos, pericos y loras gozan de ver a sus dueños portándose como unos verdaderos animales. Qué dirán de nosotros?

Según reza un comercial, de todas las especies del planeta somos los únicos capaces de preservar la vida de las demás y la nuestra. Deberíamos entonces darnos el lugar que corresponde y usar más nuestro intelecto aplicado a nuestras acciones cotidianas. Porque somos capaces de amar y muchas veces no lo hacemos, tenemos el don del habla y cada vez es más difícil comunicarnos y entendernos, omitimos ese raciocinio y sentido común en lo que expresamos y muchas veces ofendemos a los demás.

Empecemos por auto analizarnos, erradiquemos cualquier comportamiento más propio de un animal y menos propio de ser humano y saquemos provecho de las bondades que nos ha dado la vida como personas. No seamos animalitos ni mucho menos "zoomorfos", porque entre ser un completo animal y tener rasgos similares, la diferencia está en el uso que le demos al cerebro.

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